«Una de mis mayores alegrías fue jugar en la selección gallega, y ganar al Barça»
El gran capitán boirense deja las pistas tras una larga trayectoria en el equipo
J.M. JAMARDORIBEIRA / LA VOZ, 11 de abril de 2015.
Es toda una leyenda del voleibol boirense. Gustavo Romero García (Boiro, 1979) creció en esta disciplina deportiva y después de 24 años cuelga las zapatillas. Se retira, pero por la puerta grande. El gran capitán deja la competición pero no una actividad que le dio muchas alegrías y algún sinsabor. Los años no perdonan y quiere dejar paso a las nuevas generaciones. Es un auténtico caballero dentro y fuera de la pista. Los compañeros y los rivales lo echarán de menos.
-¿Cómo fue su primer contacto con el voleibol?
-En el colegio. Teníamos un profesor, Antón Pérez, que nos enseñó a jugar y fundó el Club Cabo de Cruz. Ahí empezó mi relación con el vóley. Comenzamos a entrenar en el patio sobre un firme de asfalto. A los dos años ya estábamos federados y pasamos al polideportivo de Barraña.
-¿Fueron muy difíciles los primeros años?
-La verdad es que fáciles no fueron. Comenzamos un grupo de chiquillos de entre 10 y 12 años y las competiciones eran los domingos. Cuando jugábamos fuera nos subíamos a un autobús todo el día para viajar y jugar.
-¿Se quedaron muchos compañeros en el camino?
-Unos cuantos. Llegamos a juveniles y no había equipo sénior, por lo que la mayoría abandonó. Algunos se fueron a Rianxo y a Ribeira. Yo me pasé al fútbol. También jugué un par de años con el conjunto rianxeiro pero por asuntos laborales me fui a Castilla-La Mancha y lo dejé.
-¿Y cómo es que regresó?
-El trabajo me trajo de vuelta en el 2009. Me iba a apuntar a un gimnasio pero desde el club me llamaron. No lo dudé y me volví a enfundar la elástica. Fue difícil, ya que el voleibol había cambiado mucho y las normas no eran las mismas. Me costó readaptarme. Eso sí, no llegué a tener la técnica de antes pero la suplí con disciplina y esfuerzo.
-¿Porqué decidió terminar ahora su carrera deportiva?
-En los últimos años no estaba bien debido a una lesión que me está dando problemas. También por cuestiones familiares y porque hay que dejar paso a las nuevas generaciones que vienen apretando fuerte.
-¿Cuáles fueron sus mayores alegrías?
-Una de mis mayores alegrías fue jugar en la selección gallega, y ganar al Barça el primer partido en la Superliga 2.
-¿Y su mayor decepción?
-No conseguir una Copa Galicia. Llegamos dos veces a la final y no la ganamos. Este año éramos favoritos pero caímos ante el Emevé. Es una espina que me quedó clavada deportivamente.